Un día decidí huir de lo conocido y al llegar a la puerta de lo que creía desconocido, me di cuenta que estaba abierta. Me dejaron entrar, sin preguntas y sin pedir nada a cambio, incluso me presentaron a todas sus sombras. Allí me reencontré con la pasión honesta de la que quise ser testigo.
Reconozco que nunca seré un buen fotógrafo porque nunca me acercaré lo suficiente. Tampoco seré un buen escritor porque aprendí a esconderme para que nadie fuera capaz de reconocerme. Sin embargo, y a pasar de eso, sigo empeñado en que no se pierdan las hazañas de todos mis héroes.
Luces que se cruzan en el camino, luces que se encienden para ver en la distancia.
Jabitxu