Toundra, III

Desde el balcón los recuerdos no parecen tan lejanos. Quizás sea por que aún vivo anclado en el mismo recuerdo del que una vez juré no salir. Si estoy en el balcón es porque deben ser las ocho de la mañana de un día cualquiera y tú deberías aparecer, más o menos ahora, por las escaleras que llevan a la carnicería de la esquina. Apretarás el cigarrillo con los dientes para evitar que caiga al suelo, al mismo tiempo que gritas que llegaréis tarde, otra vez, a ese niño rubio con cara de dormido, que arrastra los pies al caminar y que no se parece en nada a ti. Arrastrarás, también, el carrito de un bebé, éste demasiado despierto, que lanza el chupete tan lejos como puede, gritando un deseo y señalando un destino incierto. Aún así, sobrepasada por esa realidad inquebrantable, conservarás tus labios rojos que iluminan tu mirada cansada desde esta distancia inalcanzable.

Esos mismos labios rojos que una vez descubrieron la fragilidad del primer sueño y que se perdieron en promesas que nunca llegarían. Yo pensaba si había vida en Marte, con mis ojos tímidamente perfilados en negro. Tú, sin embargo, soñabas con ser una mezcla entre la Olivia Newton John de Grease, con tus labios rojos, pelo cardado, mallas de cuero negras y zapatos de tacón, y la Melanie Griffith victoriosa de Armas de Mujer.

No me creíste entonces, y no creo que ahora pueda convencerte, pero, de verdad, te repito que es cierto lo que te digo. No consigo recordar ninguna película que veo, ni tampoco la música que escucho. Me declaro incapaz de recordar títulos, créditos y desenlaces. Sin embargo, conservo intactas en mi memoria todo aquello que sentí al verlo o al escucharlo, como si fuera una especie de enciclopedia de emociones que perdieron su índice alfabético y la razón por la que existieron. Perdidas en el desconsuelo de una existencia sin un antes ni un después.

Si son las ocho de la mañana, estoy en el balcón y es un día cualquiera de Octubre de 2012, debería estar escuchando a Toundra, sería su tercer disco que se llamaba III y lo publicaba Aloud Music. Datos que, como digo, probablemente, olvidaría poco tiempo después. Pero, aunque no lo creas ahora, en mi memoria se grabarían para siempre como una melodía que aprieta, ahoga, libera, suspira, grita, apoya, sorprende, despierta, inquieta, abraza, castiga, tropieza y levanta. Sin máscaras , sin ningún refugio donde esconderse, sin mapas referenciales, ni ubicaciones conocidas, dejando que el instinto olvidado marque el camino a seguir.

Si desde el balcón suena III de Toundra es porque hoy es un día cualquiera de Octubre de 2012 y estaré a punto de ver tus labios rojos, el pelo cardado y tus mallas de cuero que me dicen que aún sueñas con ser la mitad de Olivia Newton John y Melanie Griffith que siempre deseaste. Yo te confesaré que aún duermo con los ojos perfilados en negro, preguntándome si hay vida en Marte mientras un disfraz de traje y corbata espera, como yo, en una silla, al lado de la cama.

Toundra, III
Toundra
III
Aloud Music (2012)