The Van Pelt, Sultans of Sentiment (La Castanya, 2017)

Hagamos una lista, como todos los años. Enumeremos todos esos sueños que no cumpliremos. Pero, no nos agobiemos todavía. Por ahora no lo sabemos y de eso se trata. De ahí la magia de este momento. Así todo es tan fácil, tan posible. 

Me gustan las listas de todos los años que escribimos y ya vivimos. Me gusta ver lo lejos que estamos de lo que un día deseamos. Y lo cerca que estuvimos de ese deseo que nunca imaginamos y que no apareció, ni aparecerá, en ninguna lista.

Siempre jugamos a poner nombres, como si se tratara del título de una película. Fíjate, a esta lista la llamamos America, porque en las películas hablan del sueño americano y que todo era posible allí, lejos de todo, en la tierra de las oportunidades. Dinero, éxito, proyectos que salen de la nada y se convierten la mayor revolución de la historia. Pero este 2017 no fue así, nos volvimos a equivocar.

Más que de oportunidades fue un año de perdidas. Muchas luces que se apagaron y sólo nos sirvieron para recordar el final de un trayecto. Ni América, con todos sus kilómetros de sueños fueron capaces de salvarnos. Pero nunca fuimos de los que buscamos un bote para sentirnos a salvo, sólo queríamos avanzar un poco más lejos y ver que se veía desde un punto más alto. 

Pero todo este paisaje es tan familiar que asusta, hemos estado tantas veces en este mismo lugar, que nos conocemos hasta el aire que devolvimos de nuestros pulmones exhaustos. Seguimos rodeados de las mismas montañas. Y cada año que pasa derribamos otra lista de sueños que no encontraron ese punto más alto.

Y todo esto era lo previsible, lo que siempre pasará. Lo que más me gusta es escribir, ahora que ya no hay peligro, los deseos que ya encontramos y que nunca imaginamos y que no aparecieron, ni aparecerán, en ninguna lista.

Suena Sultans of Sentiment de The Van Pelt. Y sin ellos este año no hubiera sido lo mismo. 

Es el mismo lugar, sí.

No hemos avanzando, no.

Pero siempre sonara diferente.