Toundra. IV (2015)

Dejé el IV disco de Toundra para septiembre, como si fuera una asignatura que no pude aprender a tiempo. Encontré un claro de tiempo en medio de un bosque de papel amarillo. Dejé que el verano volviera a trazar círculos de fuego sobre mí y sentí el alivio de construir con la urgencia lógica de un desenlace reconocible. Pensé que ese sería un buen lugar para esta banda sonora.

Ellos tienen esa creatividad desesperada que nace del instinto de supervivencia. Una necesidad que aparece cuando todas las cartas están sobre la mesa, el fuego crece a tu alrededor y la desesperación del dolor te lleva, sin previo aviso, a elevar una bandera sobre las llamas. Sin hacer caso a la lógica que grita que el reloj ya ha pasado por allí por última vez.

Sin embargo, en la distancia, alguien escucha la llamada de auxilio y ve ondear los cuatro colores de su portada: miedo, muerte, belleza y deseo.  Y esa banda sonora que llamaron IV se convierte en ese hogar donde siempre quisimos vivir.

Estamos dentro y fuera llueve después de tres largos meses. La tierra suspira aliviada y huele a miedo mojado. La muerte siembra cenizas y la belleza aguarda vestida de primavera perdida.

Es tarde y reconozco que es difícil encontrar un mapa donde poner este recuerdo. La lluvia jugo con todos los que ya tenía tendidos. Dejó la música y se llevo todas las palabras. No es otro juego cruel, sólo es mi estrategia para vencer a mi propio engaño.